Cimbrel Atlético de Hanoi

Aventuras de un socio del Atleti, colmenareño y naviego en extremo Oriente

miércoles, 29 de diciembre de 2010

De vuelta por el Calderón


Llevo ya unos cuantos días en España, disfrutando de no hacer nada, de no oír hablar de Vietnam y de Colmenar, Navia y Carballiño. Una de las primeras cosas que tuve oportunidad de hacer ha sido volver al Calderón, después de casi 10 meses. Los últimos partidos que vi fueron en Febrero.

Pude ver que, a pesar del tiempo transcurrido y los dos títulos ganados, nada cambia por el Calderón. Primero el frío, por supuesto, y después el equipo. 1-0 en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey contra un Español al que le tenemos muchas, muchas, muchas ganas por que recientemente nos ganó, junto con el arbitro, de mala manera en la Liga y porque nos ganó también la final de la Copa del Rey en el año 2000, el año del descenso, con un gol tonto de Tamudo a pase de Tony, nuestro portero. Y se bien lo que digo porque en la fila 6 del fondo en el que estaba Tony, ocupábamos localidad Carlitos, Melero y yo.

En fin, que el partido empezó mal con la lesión de Forlan, pero lo enderezamos con buen juego, sobre todo del Kun y de Reyes. Marcamos el primero, de penalti justísimo a pesar de lo que digan las televisiones y periódicos merengues y parecía, parecía, que íbamos a marcar más. El Español no inquietaba y estábamos jugando bien….demasiado bonito para ser el Atleti… Reyes se auto-expulsó en el minuto 40 por repeler una agresión de un jugador del Español, (patada por detrás y balonazo cuando estaba en el suelo) y claro.. a sufrir durante toda la segunda parte…

Vamos, lo normal, así que me alegro de que nada haya cambiado en el Calderón…seguimos sufriendo. Espero que la huelga de futbolistas no me impida ir el día tres a ver el partido contra el Racing, si no, voy a sacarle muy pero que muy poco jugo al carnet esta temporada….

Bangkok

Bangkok me ha impresionado

Aprovechando que en el viaje Hanoi – Madrid hay que hacer escala en Bangkok, porque la empresa nos manda con la Thay, cambié el billete para que la escala, en vez de ser de tres horas fuese de tres días. Como me volvía un lunes, cambié el billete Hanoi – Bangkok al sábado anterior, a las diez de la mañana.

Así que pasé tres días en Bangkok. Me llevé una grata sorpresa. No sé porqué esperaba una ciudad caótica, tipo Hanoi, y me encontré con una ciudad moderna, organizada, con un sistema de transporte público magnífico y barato. Desde el aeropuerto, por 0,40 €, puedes ir a la ciudad en el Skytrain, un metro elevado unos quince metros sobre las principales avenidas de la ciudad. Las vistas de las calles y los rascacielos son magníficas. También hay una línea de metro, de ferrys por el río y por los canales de la ciudad, taxis con taxímetro, fácilmente identificables porque son rosas, y hasta moto-taxis, pero no como en Hanoi, que consisten en un paisano parado en una esquina con su moto, sino perfectamente uniformados con chalecos y esperando a los clientes en paradas oficiales. También hay Tuk Tuks que son muy pintorescos pero incómodos, escandalosamente caros para los turistas y bastante propensos a embaucarlos, llevarlos a lugares donde no quieren ir y acabar estafándolos, así que cuidado con los Tuk Tuk o con cualquiera que se acerque diciendo que el monumento o templo al que vas está cerrado… A mi me llegaron a decir que el templo más famoso de Bangkok abría a las 5 de la tarde, una hora de lo más normal para abrir un templo. Si les haces caso, te ofrecen llevarte a otro templo cercano “mucho mejor” y a partir de ahí, Dios sabe donde puedes acabar… no roban, solo estafan. Con no hacerles caso, problema solucionado, tampoco insisten mucho. Bangkok, a pesar de su mala fama, es muy segura, incluso las calles de “peor” ambiente, como Nana Plaza, donde estaba mi hotel. La ubicación no fue premeditada, solo casualidad. La elegí porque cerca estaban los mejores hoteles, como el Sheraton y el Hilton, pero se ve que estos lugares atraen todo tipo de negocios.


Bueno, pues estaba hablando de una ciudad moderna, segura, con un buen sistema de transporte, rascacielos, etc… y una temperatura en Diciembre soportable. No quiero pensar lo que puede ser en Agosto.

Bangkok es además la capital de un reino que nunca fue conquistado ni colonizado, ni siquiera por franceses o ingleses en el XIX, con una cultura muy original y potente, y eso se nota en los Monasterios y palacios que tuve la oportunidad de visitar, alguno dos veces, de la impresión que me hizo.

Es increíble el Monasterio de Wat Pho, con su buda reclinado de más de 40 metros de largo. Los pies son de tres metros de altura y las plantas son de madreperla y en ellas están descritas las ciento y pico virtudes del Buda.

Las representaciones del Buda reclinado representan el momento de paso al Nirvana.


El templo está junto al río y la mejor forma de ir es en Skytrain hasta la parada Takshim y allí subirse a un ferry que va recorriendo la margen izquierda. La parada no tiene perdida, es donde se bajan los turistas.

Además del Buda reclinado, el templo está lleno de claustros, como los de los monasterios españoles, pero en vez de haber capiteles con escenas de la Biblia, hay Budas y Budas y Budas, de pie o sentados, de tamaño natural. Es realmente impresionante recorrer los claustros por delante de todos esos Budas, la mayoría dorados, y algunos negros, no sé porqué.

Pude entrar en otro templo dentro del Monasterio cuando unos monjes budistas recitaban su “Rosario” o algo así. Allí me senté, por supuesto en el suelo y con las piernas cruzadas simulando la posición del Loto, mientras los monjes, de riguroso naranja de los pies a la cabeza, recitaban sus mantras. Aguanté hasta que las piernas se empezaron a quejar de la posición…a pesar de su Santidad.

El Monasterio fue la primera Universidad de Tailandia y es de donde surgió el masaje tailandés, pero el de verdad, que tuve ocasión de probar el día siguiente, no el que algunos imaginan. Sigue siendo una escuela de medicina tradicional, que incluye el masaje, que por cierto me sentó muy bien después de estar todo el día andando. Además tuve la oportunidad de ver el Buda reclinado otra vez con el edificio para mí solo, sin nadie que me molestara, pues fui a las seis de la tarde.

A este Monasterio hay que ir al atardecer. En ese momento los edificios, que miran al Oeste son mucho más bonitos y además apenas queda gente.

No me llevé la cámara, se me ha estropeado. Por un lado me da pena, ahora no tengo nada propio para poner en el Blog, pero por otro lado me permitió concentrarme en disfrutar de las visitas y paseos y no en dedicarme a sacar fotos, que es en lo que se convierten lo viajes últimamente, un sacar fotos continuo para después recordar el viaje, pero no concentrarse en disfrutar en el momento. Me compraré otra cámara, pero me gustó la experiencia, que no es nueva pues antes lo hacía habitualmente (siempre había alguien con la cámara dispuesta)

La entrada me está quedando larga y tampoco quiero aburriros, pero quedan muchas cosas que contar, así que creo que habrá más entradas sobre Bangkok en los próximos días.