El otro día hablaba de la
modernización a la que al parecer “debo” de someterme porque esto del blog está
anticuado. ¡Vaya por Dios!
Sin embargo hace tiempo que me
llama la atención un antiquísimo arte oriental, la caligrafía. Yo siempre he
considerado que tengo buena letra. Mis compañeros de la Escuela de Caminos
también lo pensaban, pues siempre me pedían los apuntes, no porque fueran
mejores que otros, sino porque se entendía. Desde el día que en primero de
carrera me encontré una pluma en la cajonera del pupitre del aula de la Escuela
de Caminos, sigo escribiendo con pluma. Y escribo mucho a mano, aunque solo sea
por las notas que hay que tomar de las interminables reuniones a las que el
inefable sistema vietnamita me tiene abocado.
Así que, si, me gusta escribir a
mano y lo que escribo, por lo menos se entiende. Aquí en Vietnam, también les
gusta la caligrafía, es un arte más, y las personas que son capaces de escribir
con buena letra, pero eso sí, con pincel y tinta china, son considerados
sabios. Se necesitan muchos años de estudio y práctica para ser un buen
calígrafo, porque además de escribir, otra cosa que deben de hacer es interpretar
y saber qué es exactamente lo que la persona que les están pidiendo que
escriban, necesita.
Me explico. Mi contacto con este
arte ha sido a través del “arte callejero”. En algunas ferias o, simplemente,
en aceras, se pueden encontrar personas, generalmente mayores, vestidas con el ao the o traje tradicional vietnamita, rodeadas
de pinceles, tinta y cartulinas. Se colocan frente a una mesa bien baja y
enfrente hay una silla para los clientes. Los clientes les explican sus
problemas, o sus deseos o sus planes, y les piden una palabra que les de
suerte, les ayude o les proteja. El cliente habla con el thay do o profesor, que, como persona sabia, elige la palabra
adecuada para él, y generalmente, en chino.
En la primera semana del Tet, muchos viejos profesores se juntan
en el muro este del Templo de la Literatura, la primera universidad de Vietnam,
para ofrecer sus palabras a los Hanoianos, que necesitan, sin duda, protección
y buena suerte para el nuevo año que
comienza.
Ya lo vi el año pasado, pero este
año no quise perderme la oportunidad de tener mis propias letras en Chino. La
verdad es que opté, no por pedir protección o un deseo, sino que le pedía al
sabio que escribiera mi apellido, Bonifaz, en chino. Costó sus buenos veinte
minutos de conversación, entre Hường
y el profesor para discutir el
significado y la propiedad de las palabras que se proponían, claro que Hường
sabe algo de chino, es licenciada en literatura y es muy conocedora de las
tradiciones Viet.
Después se alargó el proceso de
secado. Aquí me veis en plena tarea
Y el resultado colgando de la
pared de mi casa.: Bonifaz
En Vietnam, en la antigüedad, la
escritura se hacía con caracteres Chinos, pero se cambió para utilizar un
alfabeto basado en el latino, aunque tiene doce vocales y seis acentos
diferentes. Ya no hay tanta gente que sepa escribir en chino, pero el arte
pervive en la gente joven, que ha cambiado escribir en chino por escribir en
Viet. En Haiphong encontramos un puesto callejero con un escribiente bastante
joven que escribía en Vietnamita. También le pedimos que escribiera algo para
nosotros, muy sencillo, Vietnam y España (Tay Ban Nha), aquí lo veis
No contento con tener los
pergaminos, me animé a comprar tinta y pincel y a comprobar si mi buena
caligrafía en castellano o inglés y con pluma, me servía para algo con pincel y
tinta china. Aquí están mis primeros pinitos. Yo creo que no están mal.
Y no me preguntéis que dice
porque no tengo ni idea. Eso sí, lo copié de la caja de la tinta, así que deben
ser instrucciones de uso o composición. Ya os iré informado de mi evolución con
el chino.