Hace tiempo que no escribo,
aunque ya me voy acercando a la mítica cifra de las cien entradas, número que
no está nada mal, esta es la número 96. Eso quiere decir que, a pesar de lo
poco que escribo, llevo mucho tiempo en Vietnam. Este mes hará tres años que
vine por primera vez. Uff…En este tiempo mi vietnamita ha mejorado muy poco.
La vida sigue, frenética en el
trabajo, que me deja agotado para todo lo demás, como escribir en el blog o
contestar los correos que alguno de vosotros me seguís mandando y tranquila en el resto (porque el trabajo me deja agotado). Además ahora Huòng trabaja muchos
fines de semana, con lo que no tenemos oportunidad de ir a ningún sitio. De
todas formas algo vamos haciendo, os doy algunos ejemplos:
El pasado doce de octubre también
celebramos la fiesta nacional de España, seguro más que en España. Cuando estás
en España es un día de fiesta más, pero cuando estás a catorce mil setecientos
cincuenta kilómetros de Colmenar City (según el google earth) se celebra con un
poco más de sentimiento, especialmente si ese sentimiento es potenciado con un
par de jamones, una paella inmensa, queso manchego, lomo, salchichón, gazpacho,
aceitunas y, detalle inmenso de la embajada, en la que se celebró la fiesta, una
fabada. Vale que la fiesta era tarde noche y que la fabada no parece lo más
apropiado, pero os propongo hacer la prueba: os alejáis 14.750 km de Asturias, estáis
tres meses comiendo arroz y después os ponen una fabada para cenar ¿Quién le
hace ascos? Yo no desde luego.
Desde aquí mi agradecimiento a la
Embajada por la fiesta tan agradable que preparó y, sobre
todo, por invitarnos, a mí, a Huòng y a toda la troupe de Getinsa, que creo, éramos
los más numerosos (y por la fabada claro).
El día veinte tres de octubre,
una vez espoleado el sentido patrio y comprobado cuanto echamos de menos los
jamones, organizamos un “cocktail” en la antigua casa, donde ahora están
Juanjo, Rodrigo, Carlos y Fernando. Bajo la dirección artística de Juanjo y con
la magnífica interpretación del salmorejo de Rodrigo, dimos cuenta de unos
restos que amenazaban con ponerse malos debido a la humedad y el calor. Acabamos
la fiesta bailando el cha ca cha del tren con María, la más joven de la troupe
española de Vinh Yen.
Y por último, para espantar los
malos espíritus de nuestro proyecto, que falta nos hace, organizamos el día 25
una queimada gallega, con orujo recién traido de Galicia, gracias a Sergio y
Carlos, y con aguardiente de arroz. La hicimos de dos tipos para poder
comparar, y el resultado fue que la queimada deorujo gallego ganó por
goleada.
La queimada fue en un hotel de
Vinh Yen, donde antes estuvimos dando cuenta con nuestros amigos coreanos de Posco
y el Cliente (EPMU) de un poco de buffet vietnamita. El vino era español y
también se acabó.
Aquí os dejo una foto de dos de
Betanzos preparando la Queimada.
Por cierto que en esa fiesta
descubrí el Gangnam style, que hace furor al menos por esta parte del mundo. No
se si en España se conocerá. Os dejo un enlace a you tube.
Nosotros, para contrarrestar le
dimos a Paquito el Chocolatero. Los coreanos y viets nos miraron con cara de
preocupación.
Hay alguna novedad más, pero lo
dejo para otra entrada, quizá mañana que no trabajo. Baste decir que Huòng ha
aprendido a hacer unas tortillas españolas de escándalo y que ahora, casi todos
los días, desayuna pincho de tortilla. También quiere que las cene, mi tío
Manolo lo hacía, pero quizá sea demasiado.
¡Qué bien os lo pasáis!
ResponderEliminarEl gangnam style también ha llegado a estas latitudes, no nos libramos.
Un abrazo